A menudo, se espera que las personas sean siempre amables, generosas y comprensivas con los demás. Sin embargo, hay momentos en los que ser el «chico bueno» puede ser contraproducente y poner en peligro nuestros propios límites y necesidades.
Es importante reconocer que ser el chico bueno todo el tiempo puede agotarte emocional y físicamente. A veces, es necesario ser firme y defender tus límites, incluso si eso significa ser percibido como «el malo».
Ser el chico bueno no significa que no tengas opiniones, sentimientos y necesidades. Es importante aprender a comunicar tus pensamientos y sentimientos de manera efectiva y ser honesto contigo mismo y con los demás sobre lo que necesitas.
Deja de sentirte culpable por decir «no» o por poner tus necesidades primero de vez en cuando. A veces, decir «no» puede ser la mejor manera de cuidarte a ti mismo y establecer límites saludables.
Recuerda que no eres responsable de la felicidad de los demás. Aunque es importante ser amable y generoso, no debes hacerlo a expensas de tu propia felicidad y bienestar. Aprende a decir «no» cuando sea necesario y a establecer límites saludables para ti mismo.