La vida puede ser sumamente injusta en ocasiones, y esta realidad se hace aún más evidente en países del tercer mundo donde individuos sin cultura, educación ni esfuerzo logran alcanzar una vida cómoda y vivir como si fuesen millonarios. En cambio, aquellos que han trabajado arduamente toda su vida, como tú, se ven limitados a las cuatro paredes de su hogar.
Es natural sentir frustración y rabia hacia una sociedad que valora más el aspecto físico de una persona, como un trasero operado, que las ideas éticas y los valores de un ser humano. Es decepcionante vivir en un mundo tan pervertido.
A pesar de esto, no te rindas. En lugar de permitir que la frustración te abrume, utiliza esa energía para convertirte en tu mejor versión. Trabaja duro y persevera para obtener lo que mereces.
Cada vez que sientas cansancio, recuerda que estás luchando contra una sociedad asquerosa y que solo tú puedes escapar de ella. Con determinación y esfuerzo, podrás lograr tus objetivos y demostrar que no importa cuán injusta sea la vida, siempre puedes salir adelante si te lo propones.